jueves, diciembre 13, 2007

El poema, tu y yo


Mi sombrilla se rompió
cae la gota justo en mi cabeza
me pregunto: si preferiría arrojarse
sobre el pasto, ó en una lechuga.
Si la piedra instalada en la pared
preferiría sentarse al borde del río.
A mi abrigo quien lo abriga?
Los elementos que componen el recuerdo,
a quién extrañan?
Sólo existe este momento entre
el lapicero, el papel y yo.
Y ahora que lees el poema,
sólo existen el poema y tu.
Existe la sensación que ocasiona
ver las letras formar palabras,
que adquieren significado para ti.
Después de leer el punto final,
el momento habrá pasado entonces
no estaremos ni el poema, ni tu, ni yo.
+bel ♥
Diciembre13,2007.

lunes, diciembre 10, 2007

De lo que tu tienes... Johnny Ventura


Este merengue del Caballo Mayor me gustó muchísimo lo escuché de camino al trabajo after lunch...ta' profundo:
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De lo que yo quiero Tu tienes
De lo que tu tienes Yo quiero.
Si me das lo que quiero, te doy lo que tengo (x3)
De lo que yo quiero Tu tienes
De lo que tu tienes Yo quiero.
Ay!
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Lo más poético es el Ay!...

Dos Poemas para ti...(Se acabaron las gardenias)

Uno
Norte, Sureste y Oeste
oirte, verte
Noreste
Lubriderm y Marlboros Rojos
No verte, olerte,
duele,
duele.


Dos
Saliva que engrasa la boca que duele, habla
palabras, silencios.
Las ondas de tu voz manejan el aire
con el humo de tus cigarrillos y tus sueños
no bastan para llegar, no son suficientes
los callos resecos de mis dedos.
Hablo por encima de la música que todos cantan
de repente
se callan
y ahora resulta que grito
y tu me escuchas decir lo que no quiero que sepas
ya que lo sabes
no hay nada oculto.
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03 Dic. 2007.
+bel♥
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Poema en Adrian del Malecón

Lágrima de playa serena
con algas despeinadas,
y un horizonte hiperactivo que no se queda en un solo sitio.
Cada vez que quiere se mueve y me confunde,
con mirarlo no es suficiente, debo anticipar sus antojos.
No me muevo y todo cambia.
Con un dedo al aire mido la distancia que existe hasta llegar al alma.
+bel
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03 Dic. 2007 En Adrian, Malecón de Sto. Dgo. con Tomás Rubio que fumaba mientras yo escribía, hablábamos de cosas y el mar se las llevaba.

jueves, diciembre 06, 2007

Elogio de la Mujer Brava por Héctor Abad

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa....."

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan, y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio, y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa, y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos. Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios.

Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran jartas por la noche, y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo. Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros, y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar, y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán.

Somos animalitos todavía, los varones machistas, y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, fuñen y protestan, son las más desafiantes, y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos: nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.
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BRAVO Héctor! BRAVO! tod@s las mujeres nuevas te agradecemos!

martes, diciembre 04, 2007

Angustia

Escuchar que una puerta se cierra
antes de ver lo que hay detrás
y en la mano, un llavero, vacío.
Desandar el viento y las nubes.
Caer en un espiral desalmado hacia abajo,
luchar contra un abanico con dientes de araña que se come el sol,
sin piedad de mí,
ávida de calor.
Insistir en masticar un chicle que ya perdió el sabor.
Ver en la calle un pájaro pequeño que camina sin saber que puede volar ~.

+bel♥
5 de Octubre 2007.